Harry cerro los ojos esperando los gritos, sorprendido de no escucharlos los abrió despacio, sus amigos lo miraban con sendas sonrisas en sus labios.

- ¿Es que no vais a gritarme o algo así?.

- Pues no.

- No lo entiendo, ¿no estáis enfadados, no me odiáis?.

- Jejeje, no.

- Que alguien me pellizque porque estoy soñando. ¡Ay¡, Hermione no entiendes el sarcasmo.

- Eres tú el que no entiende, ya lo sabíamos.

- ¿Cómo?.

- Pues eso, Remus nos lo contó. No estamos muy de acuerdo, pero después de todo lo que nos contó, no nos queda mas remedio que creer que ese idiota a cambiado y que os queréis.

- Además, hacéis una pareja preciosa.

- ¿Y eso me lo dices tu Ron?. Ya en serio, que tramáis.

- Nada, de verdad. Solo te pedimos una cosa.

- ¿Qué cosa?.

- Queremos ser damas de honor en la boda.

- ¡Ron!

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A que se seria genial que todo transcurriera así. Pues no, eso no puede ser, no seáis ingenuas, esta escena nunca será realidad, jeje. Perdón por la broma, ahora pongo la de verdad.

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- ¡¿Qué?!,¡¿Tú estas loco o que?!.

- No esta loco Ron, esta enamorado.

- ¡¿Es que estas de su parte Mione?!.

- No estoy de parte de nadie Ron, estoy de parte de lo que veo y a estos dos los veo.

- ¡Vale!, esto tengo que digerirlo, adiós.

- ¿Ya esta, eso es todo lo que tienes que decir Ron?.

- ¡¿Qué mas quieres que diga Harry?!, ¡Si esperas que te felicite y té de un abrazo vas a esperar sentado!.

- Solo quiero que entiendas. ¿Es que no me has escuchado mientras hablaba?.

- ¡En ningún momento he oído nada que tuviese que ver con Malfoy!.

- ¡Todo tiene que ver con él!. ¿Acaso este verano has estado conmigo para ver lo solo que estaba?, ¿lo miserable que me sentía?. Soy feliz, después de tanto tiempo soy feliz y tu no lo entiendes....¿cuándo decidiste enamorarte de Mione, Ron?.

- Yo no lo decidí, paso, nada más.

- Te acabas de responder tu solo, ¿ de verdad piensas que si hubiese podido elegir me hubiese enamorado de el?,¿de verdad piensas que podemos elegir a la persona a la cual debemos amar?, te creía mas maduro Ron, me equivoque.

- ¡No me lo plantees como un problema de inmadurez Harry!. ¿De verdad has olvidado todo lo que nos ha hecho?.

- No he olvidado, he perdonado, eso es muy distinto. Ya veo que tu problema no es la inmadurez, eres un rencoroso.

- ¡No soy rencoroso, soy realista!, ¡que pronto olvidas cuando te echan un polvo tío, eso no lo esperaba de ti!.

Harry se levanto de golpe y encaro al chico.

- ¡No permito que me hables así Ron, Por muy amigo mío que seas, no te consiento que me trates de esa manera!.

- ¡Pues acostúmbrate!.

El pelirrojo salió como una exhalación de la sala rumbo a los dormitorios. Harry se dejo caer nuevamente en el sillón y hundió la cara entre sus manos.

- ¿Qué he hecho mal Mione?, ¿tu también piensas así?, dime que no por favor.

- No Harry, no pienso igual. Ron esta en su derecho de enfadarse, quizás de manera desorbitada, pero en todo su derecho.

- Quisiera tener una vida normal como la vuestra, pero eso me quitaría la felicidad que siento. El debe entender, si, me repito, pero debe hacerlo. Amo a Draco, sé que no ha sido la mejor persona, pero ha cambiado, no es el que conocíais.

- ¿Estas seguro de que no es el mismo que se unió a Umbridge para fastidiarnos la vida en 5º?.

- ¡Por supuesto!.

- ¿Y no es el mismo que el año pasado ayudo a su padre a intentar secuestrarte?.

- Mione, me lo estas poniendo difícil, sabes que eso me es difícil olvidarlo. El sentimiento que tengo ahora me hace mas fácil no recordarlo, pero esta ahí y a veces duele. No quiero eso Mione, no quiero mas rencor, ni peleas, no mas daño.

- Intentare hablar con él, pero ya sabes como es, dale tiempo, ¿si?.

- Claro, es mi hermano, como no le voy a dar tiempo.

- Vamos a dormir, es tardísimo, mañana estarán las cosas mas claras y las mentes mas despejadas. Hasta mañana Harry.

- Adiós Mione.

Sus pies fueron solos hacia su cuarto, no le hacia falta levantar la cabeza para ver por donde iba, mala idea. Cuando se quiso dar cuenta estaba tirado en el suelo con un fuerte golpe en la cabeza. Ron pasó empujándolo sin mirarlo siquiera, llevaba una manta y una roja cara de enfado. Se acomodo en el sofá, se ve que prefería dormir incomodo antes que en la misma habitación que él.

- Ron...

Un fuerte resoplido fue toda la respuesta que recibió. Allí ya no tenia nada que hacer.

Cuando llego a la habitación todos dormían. Se puso el pijama rápido y se metió en la cama, ya hacia frío y la navidad pronto llegaría.

Recordó su ultima navidad. Los padres de Ron le invitaron a la madriguera, fue una navidad sencilla y familiar, lo que nunca había tenido. Aun así no fue feliz, le faltaba algo, como siempre.

Allí ya se intuía la relación de sus dos amigos, las miradas de la señora Weasley hacia Hermione eran de evidente cariño y aprobación, a el lo miraba igual, sabia que lo quería como a un hijo, pero a Mione la miraba de otra manera, la miraba totalmente convencida de que más temprano que tarde seria de su familia. Con él eso no pasaría nunca, nunca seria de esa familia ni de ninguna otra, ni siquiera pensaba en una propia, sus expectativas de vida no las veía muy halagüeñas, así que para que molestarse.

Ahora todo era muy diferente, ahora tenia un quien y un porque. Quizá no podían tener hijos propios, pero eso no era impedimento, ahí muchos niños que necesitan hogar. Lo extraño del caso es que él había visto unos niños, mas concretamente unas niñas, gemelas, suyas....y de Draco.

De pronto todo ese asunto del reflejo en el espejo se le torno extraño, ¿como podía tener hijos?, No ahí que ser muy inteligente para saber que de una relación de este tipo no salen hijos.

Su cabeza daba vueltas sobre el mismo tema, una y otra vez. Su ultimo pensamiento fue una casita rodeada de altos pinos, unas risas infantiles y un reflejo dorado en la lejanía.


La mañana llego con grandes nubes en el horizonte y muy fría, tal y como se sentía su alma en ese momento. Se vistió lo más rápido que pudo y sin esperar a nadie bajo al gran comedor, tenia la esperanza de que hubiese poca gente y así poder desayunar rápido, tenia prisa por hacer una cosa que ansiaba desde la noche anterior. Efectivamente estaba casi vacío, a excepción de su “amado” profesor de pociones, este lo saludo con la misma cara de asco de siempre, pero pudo vislumbrar un brillo extraño en sus ojos, como de alarma. Un leve movimiento de su grasienta cabeza le indico que se acercara.

Cruzo el largo salón y se acerco a la mesa de profesores, Dumbledore que estaba allí también se acerco rápido hasta él y le acompaño al asiento vacío que estaba al lado de Snape. Harry los miro con curiosidad, parecían dos niñas de primero con un gran secreto y muchas ganas de contarlo.

- Harry, tenemos malas noticias.

- ¿Qué ocurre profesor, es algo grave?.

- Pues si y no, depende.

- OH vamos, déjense de secretismos y díganme que pasa.

- De acuerdo. La madre de Draco esta aquí, llego esta mañana temprano.

- Pero eso es bueno ¿no?, quiero decir, aquí esta protegida y bien...estará con su hijo.

- El problema es que esta histérica, a llegado con un tremendo shock, parece ser que le informaron sobre la muerte de su esposo.

- ¡¿Qué?!, ¿quién a sido?.

- Adivínelo Potter, usted es muy inteligente, ¿a quien le puede interesar una madre histérica?.

- Pero Voldemort lo quería en secreto, dudo que haya sido él.

- Vaya, parece que uso el cerebro, ahora más difícil, ¿quién tiene interés por Draco, aparte de usted?, ¿quién lo quiere y no precisamente para lo mismo que usted?.

- ¿Bellatrix?.

- Premio.

- Pero no entiendo, para que iba a armar ese escándalo.

- ¿Quizá para que Narcisa se lo lleve de aquí y así acceder mas fácilmente a el?.

- ¡Ouchg!.

- Pues eso.

- No necesitaban tanto rodeo ni tanta preguntita para decirme eso, no soy idiota.

- Déjeme ponerlo en duda.

- ¡Ya esta bien profesor!.

Harry se levanto y pasando de desayunar, fue en busca de Draco.

Lo encontró en las mazmorras, este salía de su casa para ir a desayunar, cuando se vieron se tenso el ambiente. Era la primera vez que estaban frente a frente delante de todos los pequeños mortifagos en potencia.

- ¿Qué haces aquí cara rajada?, ¿te perdiste y buscas quien te ayude?.
- El profesor Snape me dio un recado para ti Malfoy, no vengo a disfrutar de tu compañía.

- Pues dilo y vete, empieza a oler mal.

- Me dijo que te lo diera a solas, imbecil.

- Chicos, esperadme en el comedor, voy enseguida, si oís gritos podéis reíros, no serán míos.

Sus compañeros de casa se marcharon de allí dejando sus risas en el aire. En cuanto se perdieron de vista los dos chicos se fundieron en un beso largo y deseoso.

- Te he echado de menos.

- Se nota, ¿a todos los que quieres les hablas así?, te van a durar poco los amantes.

- No tengo amantes, solo a ti...para siempre.

- Eso espero. Tenemos que hablar, a pasado algo importante.

Aprovechando que estaban en las mazmorras fueron a la habitación del espejo, su habitación, de eso no había duda.

Cuando llegaron Harry le dijo que se sentara, lo que le iba a decir era importante y necesitaba toda su atención, así que le soltó las manos y se sentó en una butaca frente a el.

- Harry me estas preocupando.

- No es para menos Draco. Tu madre esta aquí.

- ¡¿Qué, pero como....?!.

- Tranquilo, ella esta bien, es solo que....ella sabe lo de tu padre.

Draco se llevo las manos a la cara y se tapo la boca, reprimió un grito y sus ojos se volvieron acuosos, Harry no se pudo reprimir y se sentó junto a el abrazándolo.

- Por Merlín Harry, que vamos a hacer ahora, esto es horrible y ...

- No pasara nada, hablare con Snape y Dumbledore, ella debe quedarse aquí, así la podremos proteger y nadie le hará daño.

- ¿Quién se lo dijo?, fue...ella, ¿verdad?.

- Eso piensa Snape, cree que se lo dijo para que te sacara de aquí, según parece tienen planes para ti....planes que nunca llevaran a cabo, te lo prometo.

Los chicos permanecieron abrazados unos minutos. La pena es que tuvieron que irse pronto, las clases empezarían en breve y no podían perder el tiempo.

De camino a las clases le fue contando su conversación con Ron y Hermione, cabe decir que no le sorprendió la reacción del pelirrojo, el ya sabia que no lo aceptaría. Aun así le dio todo su apoyo y le dijo cuanto lo sentía, mas adelante harían lo posible por arreglarlo.

En uno de los recodos del pasillo se tuvieron que separar abruptamente, venia gente y no podían levantar sospechas, todavía no.

Aunque su madre ya sabia sobre la muerte de Lucius, no lo sabia todo, no podían hacer publico todavía lo suyo, no hasta que Harry no arreglara sus problemas con Ron y el con su madre. También estaba la furia que sentiría Voldemort al enterarse de que el muchacho al cual quería a su servicio, estaba liado con el que debía ser su ejecutor.

Se despidieron con la mirada. Esa mañana tenia clase de transformaciones. Mentalmente se golpeo la frente, se le había olvidado la maldita lista que la profesora le había pedido, tampoco se flagelaría por eso, la profesora sabia perfectamente todo lo que había pasado, no pensó que lo regañara.

- Señor Potter, recoja sus cosas y vaya a ver al profesor Snape.

- Pero..me perderé su clase.

- Esta exento de ella, vaya a pociones, él le explicará.

- Muy bien....profesora...siento no haberle dado lo que me pidió.

- No pasa nada, cuando encuentre un momento hágalo.

- De acuerdo, hasta luego profesora.

Sus amigos lo miraron extrañados, cuando miro a Ron este le quito la vista de encima, el chico tenia curiosidad pero no tanta como para dirigirle la palabra.

Preguntándose para que querría verlo Snape otra vez, llego a la clase de pociones.

La encontró vacía, ese día, lógicamente, no había clase. Entro y se sentó en su pupitre habitual a la espera de que apareciese el profesor, este lo hizo enseguida. Salió de una puerta en la que el nunca había reparado, esta se encontraba situada en la parte derecha de estancia.

Con un gesto Snape le indico que se acercara, cuando llego a su altura, el profesor se aparto dejándole el hueco de la puerta libre y con un movimiento de su mano lo invito a entrar en la estancia desconocida.

Esta era inmensa, nunca antes había visto nada igual, ni tan siquiera el gran salón llegaba a sus dimensiones. Pensó que debía ser o una ilusión o algún tipo de hechizo, pues era imposible que una estancia semejante existiera realmente dentro de la escuela.

- Esto, señor Potter, será el campo de entrenamiento.

Harry lo miro con el ceño arrugado, ¿entrenamiento?. Se fijo mejor en ...no sabia como llamar a esa enormidad, la analizo y examino.

Los muros eran de piedra, grandes sillares de frío y gris granito sujetos por columnas, eran inmensas moles tan anchas como tráileres puestos en pie, estos muros eran tal altos que su vista difícilmente alcanzaba a ver su final, pero ahí estaba, grandes arcos de medio punto, formaban cúpulas con grandes ventanales.

Pensó que podrían jugar seis partidos de Quiditch a la vez ahí dentro, sin siquiera molestarse unos jugadores a otros, pensó que ni siquiera se verían los unos a los otros.

El campo, como había decidido llamarlo, no tenia mueble alguno, tan solo colgaban de sus paredes los banderines de las cuatro casas, nada más. Otra cosa a la que poder llamar decoración era la chimenea que estaba junto a la puerta. Aparte de esos elementos, la habitación era totalmente diáfana.

- ¿A recreado su vista lo suficiente ya, señor Potter?.

- Si profesor, ya esta todo visto.

Si creía que aguantaría sus borderias por mas tiempo iba listo.

- Muy bien, pues entonces le explicare que hacemos aquí.

- Estoy ansioso por saber Profesor Snape.

- Controle el tono de su voz Potter. Bien, como iba diciendo, estamos en el campo de entrenamiento. Esta aula a sido creada para, como su nombre indica, entrenar, aquello que será ejercitado aquí son sus poderes. Debe aprender a usarlos y así canalizar su potencia.

- Pero...¿y las clases?, hoy tenia clase con McGonagall...es que no se como voy a hacer, no tengo bastantes horas en el día.

- No se preocupe por eso, de las clases esta exento, ahora lo más importante es que aprenda como usar lo que le ha sido concedido para acabar con...él.

- ¡Ah, ya estáis aquí, estupendo!.

Ambos se volvieron sorprendidos para ver quien era. Un Muy sonriente Remus Lupin les saludaba desde la puerta.

- ¿Qué haces aquí Lupin?.

- Vengo a ayudarte Sev.

- No necesito ayuda y....no me llames Sev.

- Como tu digas, pero aquí me quedo, recuerda que lo tuyo son las pociones, no las...¿pero que tonterías digo?, estoy hablando con un experto en artes oscuras, un mago tenebroso, ¡ja!. Bueno...aclarado ese punto he de decir, que entre los dos le enseñaremos mas que si solo fuesemos uno, ¿no estas de acuerdo Harry?.

- Si...si claro.

- Muy bien, pues empecemos.

Con paso decidido e ignorando el enfado creciente de Snape, se dirigió hacia el centro de la sala, por supuesto nunca llego, se conformo con adentrarse un poco en ella y sentarse en cuclillas en el frío suelo.

- ¿A que esperáis?, venid, sentaos aquí formando un circulo.

Estos se acercaron e hicieron lo que Lupin les decía, evidentemente uno con mas diligencia que otro.

- Bien, lo primero que vamos a aprender es a relajarnos, a dejar fluir nuestras energías, dejar que estas inunden cada centímetro de nuestro cuerpo, sentirlas recorriendo nuestro ser y así llegar a conocerlas y saber sus limitaciones. Recordad que somos magos y, por tanto, todo nuestro ser es pura magia elemental y primaria, de eso se forma nuestra energía, de magia, por eso debemos aprender de ella y saber como manejarla.

- Lupin, eso ya lo sabemos- dijo Snape con fastidio.

- Tu quizá si, pero el no, así que cállate y déjame seguir.

- Como iba diciendo, solo conociendo nuestra magia sabremos sus limitaciones, no todo es inmenso e infinito, eso se aplica también a la magia. Vamos a hacer unos ejercicios prácticos y así me entenderéis mejor.

Snape se dispuso a levantarse, pero la voz amenazante de Lupin lo detuvo en el acto.

- ¡¿Qué crees que haces?!, ¡siéntate ahora mismo!.

- ¿Pero?....¡¿quién te crees que eres para gritarme?!.

- ¡Soy quien te va a dar una paliza como no te estés quieto de una vez y me hagas caso!.

Snape sabia que el licántropo tenia bastante mas fuerza que el y si se lo proponía, cumpliría su amenaza, así que se sentó. Mientras Harry como podía, escondía una risita que pugnaba por escapar de su boca. Snape lo miro de muy mala manera, ¿qué había hecho de malo para estar encerrado con dos locos tarados?.

- Sentaos con las piernas cruzadas y colocad vuestros antebrazos sobre las rodillas, así, muy bien. Ahora juntad el dedo gordo y corazón, esto hará de punta canalizante y guiara vuestra magia dentro y fuera del cuerpo....ahora dejad la mente en blanco, no me mires así Harry, sé que puedes hacerlo.

Los tres tenían esa postura que asemejaba la posición de meditación budista, sus ojos estaban cerrados, pero no así sus mentes. La de Harry no podía dejar de reír por la escena anterior, nunca vio antes a su profesor mas temido con esa cara, parecía un chico de cinco años pillado en una travesura.

- Harry, no té estas concentrando.

El aludido dejo de sonreír y centro su mente, debía vaciarla de todo, dejarla en blanco para así dejar que la magia fluyese libremente por su cuerpo.

Notaba como poco a poco sus pensamientos se esfumaban, dejaban su mente libre y abierta a lo nuevo. Vio como la luz entraba en ella mostrándole su magia como algo puro y sin forma, brillante. Sintió como su mente se elevaba, flotando en el espacio sin tiempo ni lugar. De pronto sintió un tirón y cayó.

- ¿Pero...que ha pasado?.

- ¿Qué que ha pasado?, ¡Harry estabas flotando!.

- ¡¿Qué?!.

- Que parte no entendió Potter, flotaba y punto.

- ¿Pero como?.

- Pues no lo sé, cuando abrí los ojos estabas elevado unos metros. Creo que esta parte deberías de enseñársela tu sev.

- No me llames sev. Potter, póngase de pie, Repita lo que estaba haciendo hasta que despertó.

Harry ya de pie, intento poner su mente en blanco de nuevo, pero no lograba concentrarse, estaba demasiado excitado por lo sucedido.

- Concéntrese señor Potter.

Lo volvió a intentar con mas ahínco. Empezó a pensar en blanco, puro y limpio, nítido y transparente, luminoso...

- Ahora abra los ojos Potter.

Harry despertó al escuchar la voz y busco a sus profesores, al no hallarlos a la altura de sus ojos miro hacia abajo. Ahí estaba, a varios metros del suelo otra vez, pero esta vez conscientemente, eso no evito el mareo y el consiguiente batacazo.

- Pero que inútil es usted.

- ¿Si?, ¿por qué no prueba usted a ver como le sale?.

- Sabe de sobra que yo no puedo hacerlo, aunque si pudiera, no seria tan mediocre como usted. Desde luego y como siempre digo se parece usted terriblemente a su padre.

- ¡¿Por qué no me deja ya en paz con esa canción?!. ¡¡No soy mi padre!!, ¡ oh, pero no se preocupe, ahora entiendo porque se metía él con usted, es un amargado resentido...

- ¡Basta Harry!, vete, por hoy ya hemos tenido bastante.

El muchacho lo miro enfurecido, pero pensó que seria mejor no meterse en problemas, ya tendría tiempo de arreglar las cosas con ese murciélago. Dándose la vuelta y caminando ruidosamente abandono el campo.

- ¿Y le dejas que se vaya así, de rositas?, eso merece un castigo.

- ¿Acaso tu actitud no lo merece también?, ¿qué te pasa con él?, ¿no eres capaz de perdonar a su padre y lo pagas con él?.

- No te metas en lo que no te importa y no nombres a Jam....

- Me importa mas de lo que crees, así que no te pases de listo y deja en paz al chico. El no es James.

Dejando al profesor con la palabra a punto de salir de su boca, abandono el campo, no merecía la pena decirle nada mas en ese momento. Snape estaba cegado en su odio y no se atendría a razones, mañana seria otro día.