Mi deseo





La noche llegó pronto y lo agradeció, estaba muy cansado y sólo quería dormir, sería fácil irse a su dormitorio, nadie lo veía, por lo menos sus amigos, estaban demasiado interesados el uno en el otro como para darse cuenta de su presencia.

Se escabulló por las escaleras y se tumbó en su cama sin ni siquiera quitarse la ropa.


Se despertó sobresaltado por el sueño que acababa de tener, pesadilla más bien, como siempre veía a Sirius traspasar el velo y oía la risa estridente de Bellatrix.

Cómo la odiaba, como quisiera verla muerta, pero eso sería demasiado suave para ella, quería verla sufrir como lo hacia él, privado de todo lo que le era grato en esta vida. Llegaría el momento y esperaba que no tardara mucho, después de eso, se dejaría ir en paz, todo estaría hecho, incluso Voldemort estaría demás para él.

Cogió su capa y salió en silencio de la torre, ya conocía todo el castillo así que no sabía dónde ir. Pero iría a algún sitio, eso seguro, se ahogaba entre esas paredes.

Se dirigió hacia territorio enemigo, a las mazmorras. Debía tener cuidado, aparte de los Slytherin ahí abajo también estaba Snape y no tenía gana de que lo pillaran, tenía que ir con mucho cuidado.

Esa zona no la conocía, nunca había tenido curiosidad por ella, pero si no la exploraba ahora, ya no tendría oportunidad, era su último año en Hogwarts, así que adelante, que no se niegue el valor de los leones.

Avanzaba por pasillos oscuros y serpenteantes, “cómo se nota que es el hogar de las serpientes, que frío hace, se tienen que helar aquí en invierno”, al doblar una esquina se encontró de frente con Snape, menos mal que llevaba su capa, pero parecía que ese hombre podía olerlo. Justo paso a su lado cuando éste se volvió hacia él y escrutó el aire con su nariz, Harry se pegó a la pared y esperó.

Snape dejó de oler y se giró hacia su víctima, estaba regañando a uno de sus pupilos.

- Señor Zabini que sea la última vez que le veo fuera de sus aposentos, que esto no vuelva a ocurrir o sin remedio tendré que quitarle puntos y eso sabe usted que no es algo que me agrade. Este es su ultimo año aquí, espero por su bien que la copa de la casa sea ganada por Slytherin, es la última oportunidad que tenemos, buenas noches señor Zabini.

- Buenas noches profesor Snape, no volverá a pasar, le prometo que este año la copa será nuestra.

- No quiero que me lo prometa, quiero que me lo garantice.

Con esto último, se dio la vuelta y se encamino a sus aposentos. Según pudo ver Harry estaban por el pasillo a la izquierda, detrás de un gran tapiz con los colores de su casa. Él decidió echar por el pasillo de la derecha, bastante emoción había tenido justo ahora como para encontrarse otra vez con él.

Las mazmorras son inmensas así que no sabía muy bien por donde iba, solo veía cuadros y tapices por todos lados, se imaginó que las habitaciones que hubiese por ahí estarían disimuladas como la de Snape. Justo pensaba eso cuando se encontró en un pasillo lleno de puertas, no sabía muy bien qué hacer, tenía miedo de abrirlas, sería lamentable encontrarse con alguien y ser descubierto. Como siempre se olvidaba que llevaba su capa, así que se aventuro hacia la primera puerta. Dentro no había nada, tan solo una chimenea al fondo, todo estaba cubierto de telarañas, así que ni siquiera entro.

La siguiente estaba llena de trastos viejos, entro por curiosear, quería saber que era lo que se guardaba ahí. Se veían algunos baúles rotos, capas hechas pedazos y trastos que no sabía ni lo que era.

Cuando se acerco a uno de los baúles oyó un crujido, vio como la tapa se levantaba lentamente hasta tener una ranura del tamaño de una moneda. El corazón le latía muy fuerte y casi se le sale del pecho cuando diviso unos ojillos amarillos, salió corriendo de allí, en verdad que no sentía curiosidad por saber que podría ser.

Cerró la puerta a sus espaldas y se dirigió a la siguiente puerta, esta habitación también estaba vacía, justo cuando la cerraba divisó un brillo a su derecha, entró y se encontró con lo que menos esperaba.

Al fondo de la habitación, justo el espacio en que la puerta tapaba la vista, había un enorme espejo, el ya lo conocía bien, no era la primera vez que se encontraba delante de su luna.

*Erised*

Se acercó y lo acarició, como a un viejo amigo al cual se echó mucho de menos, le resonaban las palabras de Dumbledore en su primer año.

*Este espejo será trasladado mañana a otra casa Harry, no lo busques, es mejor así, hay hombres que se han consumido delante de él, incluso algunos se han vuelto locos, el no te devolverá a tus padres, ellos ya no están. *

Viejo loco, sabía perfectamente donde esconderlo para que él no lo buscara, sabía que él nunca entraría en territorio enemigo, pero no contaba con que él necesitaba ver a sus padres una vez más, aunque no fuese real, quería sentirlos a su lado.

Lentamente se acerco y se puso delante, estaba bastante más crecido que la última vez que estuvieron el uno frente al otro, ya no era un niño y nadie podía negarle nada, se supone que él salvaría el mundo mágico, así que haría lo que quisiese, estaba muy cansado de que todo el mundo opinara sobre su vida y sus actos.

El espejo estaba más viejo que la otra vez, como se estropeaban las cosas en seis años, eso no impedía que este le devolviera una imagen nítida de su persona, no veía nada aparte de él, se acerco más y entonces los vio.

Estaban igual, sonrientes y lejanos, ya no se molesto en darse la vuelta para ver si estaban ahí, no estarían, el tiempo le había quitado la inocencia que le hacía pensar que eso era posible. Su madre puso su mano en el hombro del chico y este la sintió cercana, de verdad que notaba la mano acariciando su cara e intentando peinarlo. Hasta el reflejo de su madre pensaba que le hacía falta peinarse, esto le hizo sonreír.

Detrás de ellos se estaba formando otra imagen, apareció su padrino y una lagrima se le escapo, el reflejo lo miro con cara de pena y lo acaricio, no quería que se pusiera triste.

Ellos no le podían hablar pero él los sentía, así que sintió el profundo amor que esas tres personas le tenían y después de mucho tiempo se sintió reconfortado, como si alguien lo abrazase y le dijese que todo estaba bien, que nunca lo dejarían.

Pasó allí mucho tiempo, contemplando a sus seres más queridos. Cuando miro el reloj, se puso de pie con un salto.

- No quiero irme pero si no lo hago me van a pillar las serpientes y eso no sería bueno, por lo menos no en el segundo día de colegio, esta noche volveré, lo prometo.

Sus padres le sonrieron y Sirius lo miro con mala cara, imaginándose la satisfacción de Niveles si lo pillara, eso no podía pasar, ahora que los había encontrado no los perdería otra vez, aunque no estuviesen con el físicamente, los necesitaba allí, con él.

Se puso la capa por encima y salió al lóbrego pasillo, contó las puertas y memorizo los pasillos y pasadizos, no quería volver a perder el espejo.

Cuando llego a su casa se estaban levantando los demás, así que hizo como si saliera del baño.

- Vaya Harry hoy el madrugador has sido tú, ¿a qué hora te has levantado?.

- Apenas hace un rato, no he dormido muy bien Ron.

- ¿Las pesadillas otra vez?, deberías ir a ver a Snape, para que té de mas poción.

- Prefiero las pesadillas a tener que pedirle algo a esa rata.

- No me nombres las ratas por favor. Vamos, Hermione nos debe estar esperando y tu rata nos toca después del desayuno, uf, creo que hoy el desayuno me va a sentar mal.

- Eso es algo que dudo mucho Ron, nada en este mundo es capaz de hacerte devolver algo que entre en tu boca.

- Muy gracioso, sí señor, ya veo que estas recuperando tu humor, ¿qué has hecho esta noche?, parece que te ha sentado bien.

Harry no contesto, se limito a salir de la torre en dirección al comedor, seguido de cerca por sus dos amigos.


- Abran el libro por la pagina 714 y copien los ingredientes de la pizarra, hagan la poción en silencio y no se olviden de dejar una muestra en mi mesa antes de que termine la clase. Veinte puntos menos para Gryffindor, señor Potter no hable en mi clase.

Harry se quedo de piedra, si él no había abierto la boca, se giro y vio a varios Slytherin partidos de risa, su cabecilla ni siquiera lo miró, estaba enfrascado en su libreta, como si le fuese la vida en copiar los ingredientes.

* Que raro, el no se ríe, ¿estará molesto todavía por lo de ayer?, ¿Tendré que ser yo hoy el que me acerque a él?, puede que sus intenciones fueran buenas y yo me adelante, puede que ahora que su padre no lo controla tanto sea capaz de cambiar, ¿cambiar Malfoy?, nao, imposible. *

Se entretuvo más de lo que debía en copiar la poción y se quedo de los últimos. Debían hacer la poción para encoger y esta debía quedar de color verde amarillento brillante, se podía decir que la suya estaba de ese color, pero seguro que Snape era daltónico y lo suspendía, en la siguiente clase con él sabría el resultado.

Llegaron tarde al comedor por su culpa, pero aun así les tenían guardado el sitio, el que ocupaban siempre desde primero, justo enfrente de Draco y sus amigos. Hoy le convenía el sitio, quería observarlo.

En esa tarea estaba cuando Hermione le empezó a hablar.

- Harry, ¡Harry!, ¿no me escuchas?.

- Perdona Hermione, pensaba en otra cosa, dime.

- Te decía que si vamos a ir a Hogsmeade este fin de semana

- Pues yo no sé si iré, no tengo muchas ganas de salir y tampoco me urge tener que comprar nada.

- ¿ Te vas a quedar aquí solo?

- Pues sí, ya soy grandecito para quedarme solo mama.

- ¿Ves?, te lo dije Hermione, esta de un borde, aunque mejor borde que callado, me da un miedo cuando no dice nada.

- No estoy borde, es que no me apetece ir, además, vosotros ya no me necesitáis, os entretenéis mejor sin mí, y no, no os hecho nada en cara, es solo que vosotros necesitáis estar juntos y yo ahora mismo estoy mejor solo.

- ¿Estás seguro de eso Harry?

- Si Hermione, no te preocupes, ahora os dejo, voy a la biblioteca, tengo que buscar unas cosas, hasta luego chicos.

No es que no quisiera estar con sus amigos, es que en ese momento estaba mejor solo, tenía muchas cosas en la cabeza y tampoco tenía ganas de verlos besuqueándose todo el rato, parecían pulpos, quien lo hubiese pensado de esos dos, movió la cabeza como negando lo que tenía en su imaginación y sonrió.


La biblioteca estaba casi vacía a esas horas, así que pudo elegir sitio para sentarse y se fue a su zona preferida, en las mesas escondidas de la parte de atrás, cerca de la zona prohibida, ahí si entraba alguien no lo verían y estaría tranquilo.

Quería buscar algo más sobre el velo que se trago a su padrino, no podía dejar de pensar que una cosa tan tonta como esa lo dejara sin familia otra vez, nadie le había explicado por qué ese velo era tan mortífero, ni porqué su padrino no podía volver.

- Ahí no encontraras lo que buscas.

Se giró y encontró a Malfoy mirando por encima de su hombro, cerro el libro que había cogido momentos antes y se levanto, encarándose con él.

- Que quieres Malfoy, estoy muy ocupado para escuchar tus tonterías.

- No digo tonterías y lo sabes, esa información que buscas solo puede estar en la sección prohibida, dicho esto, adiós.

- No tan rápido, ¿qué quieres, porque te encuentro allí donde voy, es que me espías?, de verdad tienes que estar aburrido para hacer esto, no soy nada interesante, a no ser que estés tramando algo.

- No te creas tan importante Potter, lo que yo haga aquí no es de tu incumbencia, no tienes nada que me atraiga y no tengo tiempo de tramar nada contra el niñito de oro, así que quédate tranquilo.

Se giro y se sentó en una de las mesas de enfrente, dejo los libros que llevaba encima y se dispuso a buscar la información que le interesaba.

Harry se quedo pensativo, estaba convencido que algo tramaba y lo averiguaría, eso era algo seguro.

La tarde transcurrió despacio y sin incidentes, cuando por fin Malfoy dejo sus libros en el mostrador y se marcho, el se acerco a ver cuál había sido su lectura, no lo podía creer, había estado leyendo libros sobre la vida muggle, ¿desde cuándo a él le interesaban los muggles?, este chico estaba resultando sorprendente este curso, una pista para investigar, estaba interesante la cosa.


Abrió los ojos despacio y observo la habitación, todos dormían, así que se levanto y repitió la jugada del día anterior, marcho rápido pero en silencio hacia las mazmorras, poniendo especial interés a su paso por delante de la casa de las serpientes.

Volvió a contar pasadizos y pasillos y volvió a contar las puertas, ahí estaba el espejo, igual que ayer, se situó delante y vio a sus padres y a Sirius, no necesitaba más compañía para ser feliz, no existían, por lo menos en este plano, pero estaban ahí y los podía ver.

Sintió la caricia tranquilizadora de su madre y se dejo llevar por los recuerdos, bien es cierto que no se acordaba de los mimos de su madre, pues él era muy pequeño como para acordarse, pero era tan suave, que le pareció haberla tenido siempre en el tacto de su cara, encerrada como algo precioso, la más bella joya, el amor de sus padres.

Oyó un sonido y se sobresalto, ahí alguien más y se acerca, se puso la capa y se encajo en la esquina más cercana al espejo.

La puerta se abría lentamente y dejaba pasar a alguien a la habitación, el individuo se acerco al espejo, se sentó frente a su reflejo y abrazo sus rodillas, Harry creyó oír un sollozo y sorprendido pensó.

* Increíble, mira quien más sabe que el espejo esta aquí, ¿está llorando?, ¿por qué? *

Se acercó a su visitante y le miró fijamente, si, estaba llorando, con un sentimiento que nunca pensó que albergara en su interior una serpiente y menos esta.