Draco se descubrió tumbado en el suelo, acariciando una espalda fuerte, subió sus manos, ahí estaba el cuello, musculoso, su cabeza, pelo negro, espeso, suave, aunque no lo parecía, que bien se enredaban sus manos en ese pelo, con que ansia su dueño lo besaba, pero eso no estaba bien, el no estaba bien, no podía hacerle eso, no quería.

- Harry....no, para...no puedo, no quiero hacerte esto.

Harry se separo un poco y lo miro con el deseo grabado a fuego en sus ojos.

- Draco, ¿que se supone que no quieres hacerme?, si lo deseamos ambos, no creo que puedas hacerme nada que este mal.

El rubio lo miro con los ojos surcados por lagrimas nacientes, también tenia deseo en su rostro, pero ganaba el miedo que reflejaban sus ojos.

- Tu no lo entiendes....no puedo.

- Draco ¿qué ocurre, que sientes?, por favor, necesito saber, estas así, sufriendo y no sé porque.

- No..no...déjame, no te incumbe, es mi problema, ¡mi problema, solo yo necesito saber, solo yo lo puedo arreglar!

- ¡Si me incumbe!, ¡¿tu crees que después de besarte, me puedo quedar tan tranquilo, tu dices que no me incumbe y yo lo acepto?!, las cosas no son así, no son blanco o negro, déjame enseñarte que ahí matices de color, que algunos son hermosos...como lo que acaba de pasar.

Draco lo miro, ahora las lagrimas si corrian libres por sus mejillas, desconcertado se levanto sin dar opción a replica, acaricio la cara del moreno y se fue hacia la puerta.

- déjame ayudarte......por favor.

- Lo hermoso no tiene cabida en mi Harry, todavía no.

Harry vio como este abandonaba la habitación, todavía estaba sentado en el suelo y allí se quedo, desconcertado, ese beso no solo le había gustado a el, a Draco también, lo noto, lo supo, no era el beso seguro de quien sabe lo que viene después, era el beso indeciso de la primera vez, del primer amor.

Los dedos recorrían el camino trazado en su cara por los besos de Draco, cada vez estaba mas confuso, le había correspondido, sus besos también eran tímidos, inseguros, largamente guardados para una primera vez, estaba empezando a dolerle la cabeza.

Cada dia que llegaba nuevo, le traía alegría, no sabia que sentía aquello, solo que cada vez que veía a Draco, su corazón se aceleraba, se le encogía, explotaba en segundos, sin dolor, solo ansia, por volver a sentir esa explosión, ese sentimiento nuevo le gustaba, daba miedo, pero así era.

Por fin era consciente de que aquello era amor,¿cómo no sentir miedo?, no podía tener el lujo del amor, menos el del hijo del mejor mortifago de Voldemort, realmente le dolía la cabeza, mañana lo vería todo mas claro, o eso esperaba.


Durmió mal, Voldemort se divertía con sus sueños, los manejaba a su antojo, convertía lo bello en una parodia, lo malo en horror, tenia miedo de soñar con cierto rubio, no quería que algo tan suyo, tan secreto, cayera en manos de ese monstruo, sufría por el, imaginaba lo que haria con esa información y solo el tenia el privilegio de sufrir a manos de el, no quería que otros pasaran por eso, y el menos.

Ron todavía dormía a pierna suelta, bendito el y sus problemas, fue hacia el baño y se dio una larga ducha, decidió que hablaría con Snape, no podía seguir así, no ahora que tenia a Draco en su cabeza y en sus sueños, tenia miedo por el, así que pondría solución, tenia que lograr cerrar su mente a Voldemort y juro que lo haria.

No tenia clase hasta las diez y sabia que Snape esa mañana la tenia libre, así que se dirigió hacia sus aposentos, esperaba que estuviese allí.

No sabia como entrar, así que levanto el tapiz esperando quizás encontrar una puerta, pero lo único que halló fue una serpiente labrada en la roca desnuda que hacia de pared, era magnifica, una cobra real, de unos tres metros, enroscada sobre si misma y mirando fijamente hacia los posibles visitantes, se alegro de que solo fuese un relieve.

Se adelanto hacia la pared para examinarla cuando la cobra tomo vida, esta hincho su caperuza y siseo, Harry la entendió perfectamente.

/Quien osa molestar a mi amo/.

/Soy Harry Potter y necesito hablar con el/.

/vaya, veo que conoces mi idioma, ¿por qué motivo quieres entrar?/.

/Solo soy un alumno que desea hablar con su profesor, no vengo a dañar a nadie/.

/entonces pasa y se bienvenido/.

La cobra se convirtió en piedra otra vez y la pared se dividió en dos dejando a la vista las habitaciones privadas del profesor, entro y no lo vio, se adentro algo mas y lo encontró sentado en un sillón, leía un libro, a su lado, una mesita de te sostenía una taza con su platillo, casi se vuelca cuando el profesor se giro asustado.

- ¡¡ Potter, ¿qué hace aquí, como logro entrar?!!.

- Lo siento, su serpiente me dejo entrar.

- ¿Y que le deje entrar le da derecho a hacerlo?, ya veo que esos muggles no le enseñaron educación.

- Perdón si le molesto, pero necesito ayuda.

- Hable, no tengo todo el día.

- Verá, creo que necesito mas clases de oclumancia, con las que me dio hasta ahora no tengo suficiente, sé que esto será una molestia para usted, pero tengo cosas en mi cabeza que no conviene que el sepa.

- ¡Vaya!, así que por fin se da cuenta de la importancia de esas clases, sabe que no puedo negarme, es por el bien de todos, lo que quiero que le quede claro, es-que no-me-agrada.

Esto lo dijo recalcando sus palabras, quería que notara la molestia que era para el tenerlo delante, pero sus ojos también denotaron la curiosidad, ¿qué podía tener en su mente que fuera tan importante?.

- Esta tarde, después de la clase de adivinación, aquí en mis aposentos, no se retrase o le diré a Sinus que no le deje pasar.

- ¿Sinus?

- La serpiente, ahora váyase o tendrá problemas.

- Buenos dias profesor Snape y gracias.

Harry atravesó la puerta todavía abierta y corrió hasta el gran comedor, estando tan cerca de la casa de Slytherin no sabia como reaccionarían si lo viesen rondando por ahí.

Cuando llego, ya estaban ahí sus amigos, Draco también, su cara tenia una mascara de seguridad puesta, pero el supo ver mas haya, sus ojos se veían tristes, cansados, estaba seguro de que había llorado gran parte de la noche, se le encogió el corazón.

Se sentó al lado de la parejita y fingió que todo estaba bien, converso con ellos y después del desayuno fue a la biblioteca, que pena que Hermione no lo viese, seguro que se asombraría, pero el no iba a hacer los deberes, como cada vez que tenia un momento libre iría a buscar información sobre el velo, allí no había nada, ya lo tenia todo rebuscado y nunca encontró nada, pero no perdía la esperanza, saco varios libros y se sentó.

Llevaba un rato en esa tarea cuando le cayo encima del libro una nota, salió así sin mas, con un ¡pluf! apareció, giro la cabeza a todas las direcciones hasta que lo vio, sabia que era de el, vio como el perfil de Draco cruzaba la puerta y desaparecía, pensó en levantarse y correr hacia el, pero no lo hizo, abrió la nota y la leyó.

Después de tu clase con Snape, donde siempre, es importante.

DM.

¿Cómo sabia él lo de su clase?, claro, es su padrino y él su niño mimado, seguramente el profesor se lo había dicho.

Después de esto no tenia mas ganas de buscar una quimera, así que recogió los libros y los dejo en el mostrador, salió de allí justo cuando pasaba la profesora McGonagall.

- Justo a usted le buscaba señor Potter, tenemos que hablar de el equipo, las competiciones comienzan en breve y todavía no me ha dado el plan de este año.

- Profesora, como están las cosas, no sé si seria buena idea competir este año, la guerra se puede desencadenar en cualquier momento, lo que tenemos que hacer...

- Nadie le ha dicho que se preocupe de lo que ahí que hacer o no, mañana quiero el planning del año encima de mi mesa, sin excusas, como capitán del equipo es su obligación así que buenos días señor Potter.

Pero que se había creído esa mujer, el mundo a punto de irse por el retrete y ella preocupada por los malditos equipos, su mundo estaba cada dia más loco.


Al llegar las diez fue a su clase de encantamientos y así siguió la mañana, la hora del almuerzo y por fin llego el momento de las clases con Snape, cuando llego a la puerta esta se encontraba cerrada, Snape quería probarlo, se acerco y la serpiente despertó, al verlo lo saludo mas cordialmente que en la mañana y sin preguntar lo dejo pasar.

* Chupate esa Snape, jeje *.

Se acordó de lo pasado en la mañana y antes de entrar pidió permiso.

- Profesor, ya estoy aquí, ¿puedo pasar?.

- Pase Potter, ya veo que algo aprendió.

Harry entro y se sentó en un banco, aquello parecía ser el salón, la habitación era muy bonita, se sorprendió de pensar eso, pero era cierto, estaba decorada en los tonos de Slytherin, verdes y platas, también negro, al entrar en la estancia se veía un amplio salón, donde el estaba en ese momento, había un sillón junto con una mesita de te estilo imperio, donde el profesor estaba sentado esa mañana. En el mismo salón pero diferente altura, se encontraba un sofá bastante viejo pero de aspecto cómodo, detrás de este un enorme tapiz cubría la pared, este reflejaba una lucha entre magos, varitas en alto y rayos entre sí, impactante imagen.

A la izquierda se veía lo que probablemente era su estudio, solo se veían calderos y estantes repletos de ampollas con líquidos de colores, todo exquisitamente ordenado, en la puerta de al lado, que estaba cerrada, supuso que estaría el baño.

En la parte derecha, estaba su dormitorio, la puerta se encontraba abierta y pudo ver una gran cama con dosel, se quedo asombrado de ver que esta habitación estaba decorada al estilo muggle, cuadros estáticos con bellos paisajes, fotografías familiares y estantes con libros, no le hubiese sorprendido encontrar un carrito de TV con un aparato de estos encima, volvió a la realidad cuando el profesor cerro la puerta de golpe.

- ¿Le gusta mi dormitorio Potter?.

- Perdón....yo.

- Déjelo, a ver, recuerde cerrar su mente, no le voy a avisar.

Noto como rápidamente sus pensamientos y recuerdos eran invadidos, todo era confusión, la cabeza la daba vueltas, consiguió centrarse lo suficiente, estaba viendo de nuevo la caída de Sirius, no quería recordarlo, se esforzó mas, cuando Snape llego al recuerdo de cuando encontró el espejo, su mente se cerro del todo, la bloqueo y lo hecho de ella.

- Ese recuerdo es nuevo, ¿desde cuando conoce el espejo?.

- Desde 1º, lo encontré por casualidad y ahora lo volví a encontrar.

- ¿Sabe que ese espejo le puede crear graves problemas señor Potter?

- Dumbledore así me lo dijo, pero no pienso ponerlo en su conocimiento, espero que usted no lo haga.

- No estoy aquí para hacer favores, usted ya es bastante responsable como para saber lo que hace, yo no diré nada, pero advertido queda.

Su mente fue invadida de nuevo, más rápido que la anterior vez, casi ni se dio cuenta hasta que llego al recuerdo que estaba escondido en lo mas profundo, junto todas sus fuerzas y lo expulso, este esfuerzo lo hizo jadear, levanto su vista hacia Snape y este lo miraba horrorizado.

- Espero que lo que he visto sea solo una fantasía.

- Fantasías tiene todo el mundo, profesor, lo que vio no es real.

- ¿Esta usted seguro de eso Potter?.

- Si.

- Me veo en la obligación de aconsejarlo, no es algo que me agrade, pero lo que he visto en su mente me atañe, mucho, si es real, como yo pienso, espero que lo olvide, no es una situación que se deba dar entre ustedes dos, muchas cosas están en juego.

Harry agacho la cabeza y se tapo la cara, cuando quito sus manos, miro fijamente al profesor, no esperaba que lo entendiera, pero seguro que el sabia cual era la preocupación de Draco, tenia que intentarlo.

- No lo es...todavía.

- No debe serlo, ni ahora ni nunca.

- Usted no lo entiende, esto es algo nuevo para mí, sé que para el también, si usted sabe lo que le pasa....dígamelo, esta sufriendo, quiero ayudarlo.

- Lo que a el le pase no es asunto suyo y le aconsejo que, o corta con esta situación o me veré en la obligación de hacerlo yo, ahora puede irse, mañana le diré la fecha de la próxima clase.

- Pero....

- ¡No ahí nada mas que hablar, hágalo y punto¡.

El profesor parecía bastante enfadado, así que guardo sus balbuceos, pues no servirían de nada y se marcho de allí, tenia una cita importante, hoy no se iría sin respuestas.


Draco estaba sentado enfrente de el espejo, se le veía sereno, tranquilo, se acerco silencioso por detrás y lo abrazo, el rubio pego un respingo pero enseguida vio la imagen de Harry reflejada y se calmo, sus brazos rodeaban su cuello y una de sus manos le acariciaba el rostro, se sentía tan bien.

Harry rompió el abrazo para sentarse a su lado, al hacerlo, una de sus manos acaricio su pelo, pura seda entre sus dedos.

- Quiero contarte lo que me pasa.
El moreno lo miro a los ojos y vio dolor, por fin le contaría, pero tenia la sensación de que lo que iba a oír, no le gustaría nada, lo peor es que sabia que Draco sufriría al contárselo, quería ahorrárselo, pero también quería ayudarlo, lo deseaba mas que nada.

- Si eso te va producir dolor o pena, no quiero saberlo, no quiero que por mi curiosidad salgas dañado.

- Tengo que hacerlo, tengo que descargar mi alma, quiero que tú lo sepas, cuando esto suceda, eres libre de irte y no volver a dirigirme la palabra nunca mas, nada te ata a mí, nada te obliga.

- ¿Por qué dices eso?, solo quiero ayudarte, estar ahí para mitigar tu dolor, brindar mi hombro para tus lagrimas y mi...alma para amarte.

Draco levanto la vista asustado al oír eso, él lo amaba, no quería pensarlo, pero desde hacia días ansiaba sus encuentros con él, no hablaban mucho, pero su compañía lo reconfortaba, le hacia bien, ahora su dolor era más grande, ¿cómo contarle, como decirle lo que le atenazaba el alma?, cuan grande era su dolor y ....su amor, el también lo amaba, pero ahora le era más difícil, aun así decidió que era ahora o nunca.

- ¿Tu me amas?, ¿a mí?, no me contestes, espera a que te cuente y luego decide lo que hacer con ese amor. Tengo un hechizo que será útil, no sé expresar muy bien lo que quiero contarte, por eso he pensado que mejor deberías verlo, es magia oscura, así que sella la puerta y pon un hechizo de silencio.

Así lo hizo, después, se coloco detrás de Draco, de rodillas, y siguiendo sus indicaciones, le coloco las manos en la dorada cabeza, ahora veía a Draco sentado en cuclillas frente al espejo y el detrás, asomando su cabeza y mirando por encima del otro, sus reflejos los miraban, el rubio saco su varita y murmuro ¡Excundum est tibi!.

En el espejo, empezaron a surgir imágenes confusas, pasaban como a cámara rápida, cuando la vista se le acostumbro, pudo divisar a un Draco feliz, era verano, posiblemente este mismo pasado, estaba con su padre en los jardines de su mansión, las palabras sonaban en su mente mientras que sus ojos observaban.

- Draco, has mejorado mucho, creo que ya estas listo para unirte al lord.

- Padre, ¿por qué he de hacerlo?, tu mismo dices que nunca un Malfoy se humilla ante nadie, ¿por qué debemos nosotros hacerlo?.

- ¡No sabes lo que dices hijo, menos mal que el no puede oírte, te mataría en el acto!, ¡jamás oses decir algo así delante de nadie si no quieres morir de la manera mas cruel!.

- Padre...no quiero ser mortifago, nunca he querido, solo sigo estos entrenamientos porque tu me obligas, solo pensar que a ti o a madre les pasase algo por mi decisión, me hace querer morir, pero prefiero morir...antes que unirme a el.

- ¡Cállate, no sabes lo que dices!.

- ¡Sé perfectamente lo que digo y estoy seguro de mi decisión, solo queda saber cual es la tuya!, ¡¿ me apoyaras o me entregaras?!, solo tu puedes decidir eso.

- ¿Esa es tu ultima palabra?.

- Si padre, no cambiare mis ideales para servir a un asesino.

- Comprendes, que me pones en una situación difícil, ¿verdad?, a partir de ahora no serás mi hijo, yo te sigo amando, te amare por siempre, pero ante todos, tu ya no existes, no deberás tener el apellido Malfoy y tendrás que huir, siempre, si los planes salen como esperamos, seguramente, tendrás que huir eternamente, ¿es eso lo que quieres, no tener vida?, lo que te ofrezco es una vida de miseria o un puesto de honor al lado del vencedor, solo tu puedes elegir, así que hazlo.

parecía increíble, lo que acaba de decir su padre era su sentencia, dulces palabras llenas de amor a su único hijo, pero una sentencia al fin y al cabo, Draco pareció dudar, pero miro a su padre a los ojos y lanzo su sentencia también.

- Elijo ser libre, pobre o rico, con familia que me quiera o no, pero libre, padre tu también puedes elegir, nadie tiene pruebas contra ti, podemos escondernos, vivir una vida real, no estar subyugados por nadie, hazlo padre, por mi....por vosotros.

- No puedo hijo, perdería demasiado, probablemente la vida, si tu te vas, yo puedo protegerte, si ambos lo hacemos, ¿quién velaria por ti?.

- No lo sé padre, no lo sé, solo sé y estoy seguro de ello, que no quiero esto.

- Muy bien, ve a despedirte de tu madre, hablaremos con Severus, no se como lo tomara, pero seguro que él nos ayuda, te espero en mi despacho, de allí partiremos para Howgarts, él esta allí.

Draco salió en dirección a la mansión, corrió a su habitación, recogió lo que la prisa le dejo y se dirigió a las habitaciones de su madre, cuando estaba a punto de llegar, oyó ruidos en el despacho y asomo la cabeza para ver que ocurría.

Se encontró con una escena que no esperaba, Voldemort estaba allí, sentado en el sillón de su padre y parecía furioso, Bellatrix también se hallaba en la habitación y discutía con Lucius.

- ¡ Maldito seas, Lucius!, ¡ tu deberías haber estado allí, murieron muchos, no se como lo sabían, pero aquello estaba plagado de gente de la orden, fue una masacre, ellos deberían de ser los que están muertos y no es así!.

- ¡Yo no tengo la culpa de que haya un traidor y tu ineptitud no logre dar con él!, si prestaras mas atención a lo que debes y menos a vanagloriarte de los muertos que llevas, todo seria muy diferente!

- ¡¡Basta!!, ¡ me cansáis con vuestras estupideces, esto no volverá a pasar, quiero a ese traidor y lo quiero ya!.

- Si mi señor, lo siento, tengo un indicio de quien es, pero temo que a Lucius no va a gustarle ,según mis espías el traidor es...Snape.

- ¡¿Cómo osas pensar semejante estupidez ?!, ¡Él es él más leal de los sirvientes que tiene nuestro amo, debería matarte ahora mismo, por pensar eso¡.

- ¡ No Lucius, tu serás el que mueras si no me lo entregas, yo también sospechaba de el hace tiempo y tú eres un ciego que no quiere ver!, mañana lo traerás ante mí y tu mismo tendrás el placer de matarle.

- ¡Pero el no puede ser, el os es leal mi amo, el siempre es el primero en estar pendiente de los planes, en llevarlos a cabo.....no puede ser!.

- Eso me da igual, pensándolo mejor será Bella quien lo mate, disfruto mas en la cama cuando mi amante tiene una muerte reciente en las manos, jajajaja, ¿verdad que sí Bella?.

- Si mi amo, jaja.

- ¡¡No!!.

Cegado por la ira Lucius saco su varita y apunto a Bellatrix, no tuvo tiempo de pensar siquiera, un rayo verde cubrió su pecho y extinguió su vida, Las lagrimas corrían por el rostro de Draco, habían matado a su padre y el no podía hacer nada, ese maldito ser, lo había matado y ahora se reía, una risa que le consumía las entrañas, que le arrancaba jirones del corazón.

La mujer se volvió hacia la puerta y lo vio, se acerco a el y lo agarro de la camisa metiendolo a empujones en la habitación.

- Mire mi amo, aquí tenemos a la siguiente generación de Malfoys que os servirá.

- ¡¡¡Jamás serviré al sucio bastardo que mato a mi padre!!!.

- Jajajaja, que sentido del humor tan acusado tiene este chico, tráemelo Bella, a ver si un ratito de juego le baja los humos.

La mujer lo empujo hasta llegar al sillón que ocupaba Voldemort y allí lo tiro, a sus pies.

- A ver que sabes hacer con esa boca, te aconsejo que te emplees bien, aun queda otro Malfoy vivo y no dudes ni un segundo que hare que acompañe a tu padre allí donde lo mande,¡ a qué esperas!.

Draco quería morir, no, no lo haria, tenia que vivir para acabar con ese monstruo que tenia delante, sabia que nada lo libraría de cumplir la orden que le dio, miro a su tía esperando que dijera algo, que lo ayudara, tan solo lo miro con asco y soltó una carcajada, fue lentamente hasta ellos y se posiciono detrás de su amo, bajo sus manos por el torso putrefacto de este y le abrió la túnica.

- ¿A que esperas cariño?, te va a gustar, demuestra que tienes la seductora sangre de los Black en tus venas. ¡Vamos!.

Las lagrimas de sus ojos desdibujaban el rostro de la mujer y el del ser que se le ofrecía en ese momento, con asco, se acerco hasta sus caderas e introdujo el pene flácido en su boca, las arcadas no tardaron en aparecer, pero una mano en su cabeza le impedía alejarse de aquello.

El miembro se iba endureciendo a medida que lo acariciaba, su sabor se mezclaba con las lagrimas, asco, profundo y rotundo, insoportable notar como aquello crecía en su boca y en sus manos, el movimiento constante, la mano que lo obligaba a hacer ese acto mas profundo.

Bellatrix lo empujo hacia atrás tirandolo al suelo, rodeo a su amo y lo cogió de la camisa, con rudeza lo posiciono de pie delante de la mesa y con fuerza doblo su espalda contra esta, le abrió los pantalones haciéndole profundas heridas con sus uñas a medida que bajaba estos hacia el suelo, su amo se levanto y sin aviso previo, lo penetro, Draco no gritó, el dolor era horrible, inhumano, pero no quería que su madre oyera nada, no la quería presenciando como su único hijo era vejado por un asesino, notaba la sangre deslizarse por sus piernas, las embestidas eran brutales y el dolor insoportable, pero su boca jamás se abriría para quejarse.

Su tía le sujetaba la cabeza contra la mesa mientras besaba a su amo, este se concentraba en hacer el mayor daño posible, solo así él conseguiría el máximo placer, cuando creía que ya no podría aguantar mas, el hombre llego al orgasmo, esa ultima embestida lo dejo inconsciente, tal era el dolor que sentía.

- Espero que lo hayas disfrutado como yo, el próximo verano, tu y yo disfrutaremos mucho juntos, jajaja, tu tía se encargara a partir de ahora de tu instrucción, serás el mejor y serás mío, dale recuerdos a tu madre.

- Adiós querido sobrino, nos llevamos el despojo de tu padre, ¿no queremos que nadie se entere de su final, verdad que no?, por tu bien espero que esto no salga de aquí, no nos conviene y a ti tampoco, recuerda que tu madre podría pasarlo mal.

Draco alcanzo a oír las frases a trozos, cuando estos desaparecieron, acerco su cuerpo como pudo hasta la chimenea y sufriendo el mayor de los tormentos, se puso en pie, las filigranas de la chimenea le servían de agarre e impedían que cayera, acerco su mano a una caja dorada encima de la repisa y cogió un puñado de polvos, como a cámara lenta los tiro dentro y pronuncio el nombre de su padrino.

Apareció una cabeza grasienta, que al verlo en ese estado, hizo que su cuerpo se convulsionara en una mueca de horror, salió por completo y se lo cargo en los brazos, volvió hasta la chimenea y desapareció entre las nubes de color verde.


- ¡Finite incantatem!.

- Ahora ya lo sabes todo Harry, no te culpo si te vas, de verdad que lo entendería.

Harry estaba pálido, hasta sus ojos estaban apagados por el dolor del otro chico, sus manos desaparecieron de la cabeza de Draco y se puso en pie, rodeó al rubio y lo miro a los ojos, Harry lloraba, Draco al verlo quiso morir, no esperaba eso, el moreno se sentó entre las piernas cruzadas del rubio y lo abrazo, tenia un llanto incontrolado y salvaje, inconsolable, solo repetía una y otra vez.

- Lo siento Draco, lo siento tanto.

Draco lo abrazo fuertemente y lo meció, lo meció hasta la madrugada, hasta el dia en que pudiera borrar de su mente esas escenas del pasado más doloroso, se sentía culpable por todo, por la muerte de su padre, por la ignorancia de su madre, por la vida que tenia y ahora por las imágenes que había grabado a fuego en la mente del ser que amaba, se arrepentía de haber tomado la decisión de mostrárselas, pero el mal ya estaba hecho, ahora ya solo quedaba esperar.