La madrugada los sorprendió abrazados, Harry estaba echado contra la pared y Draco recostado en su pecho, ambos se tapaban con la capa de invisibilidad, cuantas cosas habría visto esa capa.

Estaban profundamente dormidos, felices, sus caras así lo demostraban, nada parecía enturbiar esa paz que suelen tener los corazones enamorados, esto podría haber continuado así sino fuera por lo que sucedió, Harry grito con toda la fuerza de sus pulmones, despertando sobresaltado a Draco.

- ¡¡Harry que te pasa!!.

El nombrado estaba completamente blanco, su respiración alterada, llenaba de vaho sus gafas.

- ¿¡Por favor contéstame, Harry que te ocurre, que tienes!?.

- No...no...por favor, no lo hagas...déjalo...¡¡NO!!.

El chico parecía en trance, su cuerpo se agitaba tembloroso, sus ojos permanecían cerrados, su cara denotaba el sufrimiento que parecía estar pasando, estaba totalmente pegado a la pared, como si invisibles tentáculos lo amarraran a ella, Draco intentó zarandearlo, pero fue inútil, era inamovible.

- ¡Harry, reacciona, despierta!, ¡oh dios mío, Harry, muévete, haz algo!.

- ¡¡Eres un maldito hijo de p..., ¿por qué haces esto, quien te dio el derecho a hacerlo?!, ¡te lo juro, acabare con esto, acabaré contigo, te haré pagar cada uno de tus pecados, te haré pagar lo que me hiciste, lo que hiciste a cada una de las personas que amo, lo que le hiciste a Draco, cuando te mate por esto, te prometo que disfrutaré, tu muerte será la única que disfrutaré!!.

Harry, temblaba convulsivamente, su cuerpo se elevó en el aire, parecía levitar, comenzó a brillar como si hubiese tragado miles de luciérnagas, su espalda se arqueó hasta lo inimaginable, un fuerte zumbido se oía por toda la habitación, de pronto el zumbido cesó y el cuerpo cayó al suelo, a los pies de Draco.

Este quedó anonadado, no sabía que debía hacer ante aquello que acababa de pasar, Harry no reaccionaba y solo pudo hacer lo que su intuición le aseguró era lo más correcto, acuno el cuerpo en sus brazos y corrió por los pasillos.

- ¡Sinus déjame entrar, rápido!.

La serpiente se partió en dos dejando pasar al asustado muchacho, corrió hacia el interior de la estancia y dejo a Harry delicadamente sobre el viejo sofá, hecho esto abrió con urgencia la puerta del dormitorio llamando a voces a su padrino.

- ¡¡ Severus, rápido, necesito tu ayuda, no sé lo que le pasa, por favor no dejes que muera, no lo dejes!.

- ¡Draco!, ¿¡que sucede, quien no debe morir, que haces aquí a estas horas!?.

- ¡¡Es Harry, Sev no sé lo que le ocurre, por favor ayúdale, ayúdale, por el amor de dios levántate y haz algo!!.

El profesor no podía creer lo que oía, su ahijado le reclamaba ayuda para Potter, ni en sus pesadillas mas extrañas soñó nunca nada igual, salió rápido de la habitación y llegó hasta el sofá, el chico respiraba despacio, muy flojito, casi en suspiros, su cuerpo estaba completamente perlado por el sudor y tiritaba de frío, rápidamente cubrió su desnudez con una manta y se giró hacia el rubio.

- ¿Qué ha pasado, por que esta así....le hiciste algo?.

- ¡¡NO!!, ¡ yo no sé lo que paso, estaba durmiendo cuando de pronto empezó a gritar!, al principio eran incoherencias, pero luego parecía que peleaba con alguien, le insultaba y le maldecía, juró que lo mataría y que disfrutaría con ello, nunca lo había visto así, este no es el chico tranquilo que todos conocemos, tendrías que haber visto su cara, estaba llena de rabia y de rencor, no quisiera volver a verlo así nunca.

- ¿De verdad no sabes con quien peleaba?, a veces tu estupidez me sorprende Draco. ¿a quien crees que puede odiar tan fervientemente como para disfrutar con su muerte?.

- ¿Vol...Voldemort?, pero no puede ser, tan solo era una pesadilla.

- El no tiene pesadillas con Voldemort, él tiene a Voldemort en su mente cada noche desde que intentó matarlo, ¿acaso no lo sabías?, tu que vas a saber, nunca te has molestado en verlo de otra manera que no fuera como el chico de oro, aunque no te culpo, es insufrible.

- Yo...no sabía eso, tampoco me lo dijo, por eso estaba tan atormentado.

- Ve a llamar a Dumbledore, dile que es urgente, y por favor...vístete.

Draco se miró y vio que tan solo llevaba los boxers, ruborizado salió de la estancia rumbo a el cuartito donde estaba el espejo, se vistió deprisa y corrió hacia la torre del director.

Mientras tanto Snape atendió a Harry, le puso paños fríos en la frente y observó como su respiración se normalizaba, con un accio, trajo la ropa de Harry y lo vistió, preguntándose porque ese mocoso estaba metido siempre en problemas, porque siempre le metía a él en problemas y sobre todo, porque tenía que meter en sus problemas a Draco, bastantes problemas tenía el ya.


Dumbledore tardó unos minutos tan solo en llegar seguido de Draco,+ este estaba cada minuto mas asustado, no entendía nada, pero sabía que si tenía que ver algo con Voldemort, no sería nada bueno.

El anciano se sentó al lado del chico y tocó su frente, ya no tenía fiebre, pero no dejaba de temblar, su sudor se estaba secando y su aspecto volvía a la normalidad, poco a poco fue abriendo los ojos.

Sintiendo que no estaba donde debía, pegó un respingo y se incorporó, miraba a su alrededor con desesperación, solo cuando vio a Draco, se calmó, el rubio al verlo despierto, se acerco a él y lo abrazó, secando con sus finos dedos las lágrimas que escapaban de los verdes ojos.
- Podrían dejarnos solos un momento por favor, tengo que hablar con el señor Potter a solas.

- No Dumbledore, quiero que Draco se quede. Por favor.

- Esto no es un juego Harry, hay cosas que sólo a ti te atañen.

- Si algo importante me tiene que decir, es que usted lo sabe, por lo tanto atañe a más de uno, así que otro más no importa.

- De acuerdo, si así lo quieres, espero que lo que sientes por él sea justificado. Severus, tu también quédate.

Draco se sentó a su lado, dando a entender al director, que su presencia estaba más que justificada, que aquello no era un capricho y que nada de lo que dijera, tendría importancia fuera de esa habitación.

- Quiero que me cuentes todo lo que pasó, que soñaste que viste, todo.

- No estoy muy seguro, me duele la cabeza, pero lo intentaré. Estaba en una casa, por su aspecto diría que era muggle. En lo que parecía el salón estaba una pareja con dos niños pequeños, uno de ellos era un bebé, Voldemort estaba ante ellos y también la asquerosa asesina de mi padrino, estaban divirtiéndose con ellos, le lanzaban cruciatus sin mirar quien los recibiría, era horrible, los niños lloraban y yo no podía hacer nada, era un simple espectador sin voz ni voto.

Su cara no cambió, pero le caían pequeñas lágrimas por la comisura de los ojos, con rabia las apartaba de la vista de los demás restregándolas con sus manos. Draco temblaba al recordar a esos dos seres, su abrazo se hizo mas fuerte, para dar ánimo al chico, pero también a sí mismo.

- Voldemort sabía que yo estaba allí, sabía que lo veía todo, eso parecía recrearlo más, parecía que me dedicaba el sufrimiento de esa gente.....

Flasback

- ¿No te gusta lo que ves Harry?, es divertido, deberías probarlo, relaja mucho, mira como se retuercen, es delicioso, ¿quieres probar?.

Voldemort movió su huesuda mano hacia Harry en un signo de despreocupación.

Harry se sintió arrastrado hacia Bella, esta le cogió la mano con fuerza a la vez que sujetaba la varita entre los dedos del muchacho, ella lo hizo todo por él, el movimiento de varita siguió su curso, pero ningunos labios pronunciaron maldición ninguna.

- No...no...por favor, no lo hagas...déjalos...¡¡NO!!.

El rayo salió disparado de la varita alcanzando a la mujer en pleno corazón, esta se convulsionó estrepitosamente hasta que su cuerpo quedo quieto, cayo al suelo y de sus brazos rodó el pequeño bulto que hasta entonces había sido su hijo.

Voldemort contemplo la escena con un rictus de sorpresa, no esperaba aquello y mucho menos la reacción que tuvo el chico cuando se liberó de la asesina y se volvió hacia él.

- - ¡¡Eres un maldito hijo de p..., ¿por qué haces esto, quien te dio el derecho a hacerlo?!, ¡te lo juro, acabaré con esto, acabaré contigo, te haré pagar cada uno de tus pecados, te haré pagar lo que me hiciste, lo que hiciste a cada una de las personas que amo, lo que le hiciste a Draco, cuando te mate por esto, te prometo que disfrutaré, tu muerte será la única que disfrutaré!!.

Se tiró hacia él y lo agarró del cuello, antes de poder notar la atrocidad del tacto de su piel, sintió un zumbido en su cabeza y dejó de tener consciencia.

Flasbackend

- - No me acuerdo de nada más, no sé que paso después, lo único que recuerdo es que desperté aquí.

- Eso quizás lo pueda contar yo Harry, yo vi todo lo que paso.

- Te escuchamos Draco, adelante.

- Pues estaba intentando despertarlo, pero parecía anclado a la pared, era inamovible, tenía convulsiones y respiraba de manera muy extraña, como si se asfixiara, de pronto, las convulsiones se hicieron más fuertes, empezó a brillar débilmente, más brillante al segundo, se elevó en el aire y no me explico como, pero se dobló como si le hubiesen lanzado un cruciatus, creía que en ese momento moriría, pase mucho miedo, se oía un ligero zumbido, pero en apenas un momento cesó y el cayó al suelo, ahí fue cuando lo traje aquí.

- Bien Draco, gracias.

El director se mesó la barba y se levantó. Paseo por la habitación en lo que parecieron horas, parecía debatir consigo mismo, como si mantuviera una pelea interior, pareció llegar a un acuerdo con su yo interior y se giró hacia los presentes.

- ¿Sabes como murieron tus padres verdad?.

- Si, por un Avada kedabra lanzado por ese asesino, pero...

- ¿Sabes exactamente donde murió cada uno Harry?.

- ¡Pues solo sé que mi madre murió a mi lado, en mi habitación, nunca me han comentado donde se encontraba mi padre, ¿sabe que eso es algo que nunca salió en mis frívolas conversaciones?, ¡fíjese que tonto no preguntarlo!.

Harry lo miraba con odio, como si hablar de la muerte de sus padres fuese algo que hiciera todos los días, tenía ganas de golpear algo.

- Tranquilo, te pregunto esto porque es un dato sumamente relevante.

- ¡Pues dígalo ya de una vez y déjese de hacerme tontas preguntas!

- Bien, te contaré como fue todo, en efecto tu madre murió a tu lado, en tu habitación, murió protegiéndote con su amor y es por ello que Voldemort no pudo matarte, pero lo que no sabes es que tu padre murió en el salón de la vivienda, peleando mano a mano con él y... también te dejó una protección. No sabemos de donde sacó las fuerzas, pero cuando intentó matarlo, tu padre se agarró a su cuello a la vez que este lanzaba la maldición y tu padre el hechizo, es evidente que tu padre murió, pero dejó una especie de estigma en Voldemort, se podría decir que una maldición para él, pero una esperanza de victoria para ti. Al tu haberle hecho frente y agarrarle del cuello, al igual que tu padre hizo, toda la magia y el amor de él pasaron a ti, por eso pienso que ahora tiene que estar muy débil. Esa magia, sin quererlo, le protegió a él también todo este tiempo, por eso no terminaba de morir cada vez que debía hacerlo. Ahora tú tienes esa magia y el poder para terminar con él. ¿Aclarado?.

Harry lo miraba sin comprender absolutamente nada, no podía creer toda esa parrafada que le acababan de soltar, estaba seguro que jamás había oído historia mas extraña, pero en el fondo esperaba que lo oído fuese cierto.

- ¿Si todo esto paso así, como lo saben ustedes y sobre todo, porque no lo sabía yo?

- Encontramos las anotaciones de tu padre en su despacho. Desde que naciste solo quiso protegerte, el no sabía en quien te convertirías, pero aun así estudió el modo de velar por tí hasta después de muerto, parece increíble, pero inventó un encantamiento de protección que ni el mismo Voldemort detectó hasta ahora, debe de estar haciéndose muchas conjeturas en este momento.

- Eso solo contesta una parte de mi pregunta.

- Lo sé Harry, es que nunca imaginamos que llegaría la situación. Esperé no tener que decirte nunca esto. Tan solo lo ocultamos por tu bien, como todo lo que hacemos.

- ¡Estoy predestinado a que todo lo que hagan sea por mi bien, pero eso no justifica que no sepa nada de ellos, ¿cuantas cosas mas me oculta?, ¿cuanto más me tiene que pasar para que me entere.?!

- Harry, aun eres muy joven y ciertas cosas, más que ayudar, solo entorpecen tu educación, ahora debes ser un chico que disfruta de la vida, no un muchacho agobiado por las situaciones, hay cosas que es mejor esperar para que las sepas.

- ¡¿ Pero es que todavía no entiende que no tengo futuro, para que sirve una educación si mi destino es morir, como piensa que voy a disfrutar de la vida, si puede que mañana ese loco sádico me mate?!.

- Pues según parece señor Potter, no le falta tiempo para disfrutar de ciertas cosas.--

- ¿ A que te refieres Severus?.

Harry lo miró con rabia, despacio se levantó cogiendo a Draco de la mano y se dispuso a cruzar la estancia de camino a la salida.

- Eso, Albus, es algo que él y yo tenemos en secreto.

- Harry, mañana a primera hora te espero en mi despacho.

El chico siguió su camino sin mirar atrás y sin detenerse, camino en silencio junto a Draco, sin soltar su mano, lo acompaño hasta la entrada de su casa.

- Mañana nos veremos Draco, ahora debo irme a mi casa, no te preocupes, estaré bien, ¿tú lo estarás también?.

- Claro Harry, ¿por qué no iba a estarlo? , a mí estas cosas me pasan todos los días, en mi vida es habitual ver como un chico se ilumina y vuela por la habitación.

Draco agachó la cabeza y se llevó la mano a la frente masajeando su sien derecha. Le dolía terriblemente la cabeza, estaba confuso, su vida había sufrido un cambio brutal en cuestión de pocos días y no entendía nada de lo que pasaba. Amaba a ese chico que tenía delante y no sabía ni como había llegado a esa conclusión, no lo conocía, no sabía nada de él, solo sabía que ya era parte de él y eso en el fondo le fastidiaba. Se sentía mal por lo que acababa de decir. Harry no tenía la culpa de lo que acababa de pasar.

- Lo siento.

- Te comprendo más de lo que crees, pero será mejor que lo hablemos mañana, como dice ese viejo idiota, estamos aquí para educarnos y mañana hay clases.

- Entonces buenas noches.

Draco se giró un poco molesto por la actitud de Harry, pero unos brazos le impidieron marcharse y lo giraron poco a poco, cuando se encontró con los ojos verdes, no pudo evitar abrazarlo, un abrazo posesivo y eterno, no quería que se fuese, tenía miedo de haberlo soñado todo y que el nuevo día lo abofeteara con la realidad, que él no existía en su vida, que era el mismo de siempre, el que lo ignoraba, el que a veces conseguía humillarlo. Un beso lo devolvió a la realidad, cálido y tierno, sin mentiras, lleno de esperanza y de fe, aquello sin duda era real.